Por: Nelson Eduardo Paz Anaya
La columna de opinión anterior, sobre el atropello al Cauca con la intervención en su sector eléctrico, está propiciando la conformación de un grupo de estudio. Ideal se conformen muchos grupos en los diferentes frentes de preocupación en el Cauca, las reuniones virtuales facilitan estos ejercicios, por cuanto desaparecen los problemas de los desplazamientos y de las logísticas para los encuentros.
Desde distintos medios de información y con varios puntos de vista, políticos, religiosos, económicos, sociales ambientales, académicos, trabajan aprovechando el confinamiento para repensar a partir de la vida, las diversas circunstancias; que buen ejercicio, con seguridad saldrán hallazgos de mucho interés.
Hay personas de vastos conocimientos, que dicen este territorio esta sobre diagnosticado, otros no lo creen tanto, opinan se deben revisar las valoraciones a la luz de nuevas referencias y escuchar a su población, siempre sin participar, no se puede olvidar que la historia de estos territorios se escribió a partir de las acciones de los notorios en su momento, pero se ignoró el actuar de “los de abajo”, los vulnerables.
El coronavirus a distraído muchas circunstancias de la vida local, nacional, despista demasiado la mirada sobre el acontecer mundial, por las distintas emociones que despiertan las informaciones y por la manipulación que propicia en los centros de poder, dada la utilización que se hace de su amenaza de muerte, para las decisiones en el campo de las restricciones sociales, como forma de vigilar aun en la intimidad la vida de la población, determinando guetos globalizados.
La opinión dada a través de los diversos medios de comunicación desde hace mucho tiempo, ha señalado, como las distintas violencias, matan la vida, y como un silencio agobiante cubre estas circunstancias sin que se tomen las acciones pertinentes, no solo del gobierno, sino que la misma colectividad, quien ha terminado sumisa ante este fenómeno abominable.
Lo extraño es que se dan pronunciamientos contundentes de personas tan significativas y ni así, se produce una reacción frente a este fenómeno criminal de tan bastas consecuencias, es necesario el apoyo de las ciencias de la criminalística y de las ciencias sociales, para tratar este problema.
En la semana anterior se pronunciaron, con la mayor vehemencia los doctores Temístocles Ortega, Senador de la Republica, Carlos Alfonso Negret, Defensor del Pueblo, el ex fiscal General de la Nación Alfonso Gómez, Yúler Gallego presidente de la Asociación de Personeros del Cauca, en busca de la atención nacional y desde luego incluyen un llamado a la sociedad caucana.
Se debe reaccionar frente al oprobio, en medio de la pandemia y de la violencia, se debe propiciar un encuentro colectivo, encontrar un punto de inflexión unido, que permita sumarnos para las dificultades del presente, se está al borde del desastre, y no se debe mirar para donde no es.
En estos procesos mucha falta hará Monseñor Luis José Rueda Aparicio, designado por el Papa Francisco como el nuevo Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, en poco tiempo conoció y entendió el Cauca, en la línea de Cristo que ha trazado el pontífice Americano, es claro su apostolado, frente a estas injusticias.
Su instancia en Bogotá, será un pulpito desde donde se seguirá predicando por la situación de las regiones condenadas a ser escenarios de muerte, por circunstancias que no tienen una posición civilizada en el ámbito mundial, porque los nuestros mueren mientras otros se enriquecen con el negocio de las drogas ilícitas.
Elemental, no es con glifosato, es con vías, con escuelas, con salud, con agua potable, con estrategias de mercadeo de compra y venta de los productos campesinos, creando las condiciones mínimas para que sus habitantes se sientan partícipes de la red social de estos territorios, si la población tiene alternativas de vida, seremos un territorio próspero y habrá paz, como lo afirmo el Pastor de Cristo.
Aquí se iniciaron procesos de reinserción, no es nada nuevo bajo estas circunstancias, la sociedad civil, puede auscultar la posibilidad de iniciar acuerdos con las organizaciones ilegales, por qué no hacerlo? ¿Acaso la Constitución de 1991, no es parte de estos acuerdos? Construyamos, sobre el derecho a una oportunidad, sobre todo si esta direccionada a la preservación de la vida. Es un emprendimiento por el Cauca.