Por : Óscar Rodrigo Campo Hurtado

La transición del aislamiento preventivo al selectivo, nos pone de cara a afrontar la emergencia sanitaria desde la voluntad propia y la conciencia que tengamos de la gravedad de la pandemia. Hoy somos el séptimo país con mayor número de  infectados en el mundo, ya son  alrededor de 600 mil, y que paradoja pensar que aterrados de lo que pasaba en Wuhan,  en febrero el gobierno colombiano envió un vuelo para repatriar a nuestros coterráneos, hoy China se ubica en la posición  34 a nivel mundial  con más  infectados, cerca ya a 85 mil, y no ha mandado avión a Colombia para repatriar los suyos, en realidad, no teníamos ni idea en ese entonces, de lo que se nos venía pierna arriba y seguimos con total incertidumbre de los efectos nocivos que nos ha traído el coronavirus.

Mientras los países poderosos están en una abierta competencia por poner de primeros la vacuna en el mercado, con moderada alegría hemos visto que el manejo que hoy se le brinda a los enfermos ha mermado considerablemente la tasa de mortalidad, es más, ya no se hace la misma discusión sobre el tema de los ventiladores como hace cinco meses, la forma de tratar al infectado con hipoxia ha mejorado tanto que los niveles de ocupación de las UCI se han mantenido, no porque hubieran aumentado la capacidad instalada, siendo esta la gran promesa de todos los gobernantes, sino porque efectivamente el uso de anticoagulantes, la atención del paciente en su residencia con una adecuada dosificación de antivirales y oxígeno, e incluso, la adopción de posturas como acostar al paciente sobre su vientre, han tenido unos resultados muy positivos.

Pero sin que esto deje de ser nuestra preocupación, tenemos que analizar, particularmente para la región, que es lo que se establecerá como política pública para la reactivación económica y social, para ello, nos tienen que informar sobre la real magnitud del problema, que entre otras cosas, acrecienta considerablemente las dificultades que ya traíamos antes de la pandemia. Y rápidamente en materia de reactivación hemos visto que la discusión se ha centrado en bares, restaurantes, transporte y todo negocio que tempranamente posibilite ingresos a miles de personas que vieron cómo el decreto preventivo cegó de un tajo su forma de subsistencia, pero también hay que decirlo, estos son paños de agua tibia, la inyección que todos esperábamos para la la economía se fue frustrando, el haber negado la renta básica universal para 9 millones de hogares, haber dejado a las Pyme sin posibilidades de crédito blando y el pésimo mensaje de prestar un billón y medio a Avianca habiendo negado lo anterior, muestran que empezaremos una fase de palos de ciego, buscando el camino de detener a una aplastante recesión económica.

Pero lo urgente no nos ha permitido aún ver lo más importante, las nuevas generaciones, la lucha contra la inequidad, el mayor salto social de todos, la educación pública, es esta la más lesionada, la más aporreada y lo peor, la que menos se advierte en apoyos y medidas de protección, para ello pedimos de toda nuestra dirigencia, de los sindicatos y de los responsables de los recursos, establecer desde ya, unas medidas excepcionales que permitan atender a toda esa población que hoy, como bien identifica Naciones Unidas, serán la mayor damnificada de la emergencia sanitaria, con unas consecuencias en él mediano y largo plazo nefastas para el desarrollo y buen vivir de una sociedad.

Pd, los secretarios de Educación del Cauca y Popayán deben estar convocando a la mayor brevedad a todos los actores y responsables de la educación pública de nuestro departamento, todos ansiosamente estamos esperando un mensaje sobre las medidas pertinentes en medio de esta crisis por la pandemia que ayuden a concentrar toda la atención sobre nuestros niños y niñas, hay mucho silencio, ¿quién se atreve a romperlo?.