Por: Sebastián Silva Iragorri 

Cuando Charles Lindbergh cruzó el Atlántico en 1927 fue tal su fama que tuvo que casi esconderse de la prensa y establecerse en la zona rural de Inglaterra. Su hijo había sido secuestrado y asesinado. A Lindbergh  muchos lo acusaron de pro-nazi, entre otras cosas por defender la postura de no intervención de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Al mirar en el museo Smithsonian en Washington el pequeño avión “El Espíritu de San Luis” en que realizó su vuelo histórico, no puede uno menos que admirar la destreza y el coraje de un hombre que voló solo, sin escalas, durante casi 34 horas desde Long Island a París. Esto nos demuestra hasta donde puede llegar la voluntad humana cuando acomete grandes objetivos con la suficiente constancia y valor. Luego han sido miles los vuelos que atraviesan el Atlántico desde diversas partes del mundo. Pero el precursor siempre tendrá su nombre brillando con el galardón de haber realizado una proeza.  

Ahora con las tecnologías, los sistemas de información, la inteligencia artificial, parece no quedar demasiado grande ninguna acción a emprender. Vemos como los Judíos inventan cada vez más aparatos y sistemas médicos para obtener la mejor información de la salud de sus pacientes y acertar en el diagnóstico. Un pueblo que produjo agua en el desierto y que tiene infinidad de Premios Nobel en Ciencias y Artes está destinado a sorprendernos cada vez más con sus creaciones y sus avances en todos los campos. 

Los Japoneses  reconstruyeron avenidas destruidas por terremotos en pocas semanas y su laboriosidad los coloca a la vanguardia del trabajo metódico disciplinado y productivo.

Los Chinos  construyeron en poco más de 10 días un Hospital para 1000 pacientes y ya están construyendo otro para 1300 en el mismo periodo de tiempo.

Los Estados Unidos que eran importadores de Petróleo y gas, hoy, no sólo son los mayores productores, sino exportadores de los mismos.

En Colombia hay una región muy pujante y es la región Paisa, en especial los Antioqueños, que construyen, transforman, ejecutan y lideran infinidad de proyectos de desarrollo e infraestructura que los coloca a la vanguardia del progreso. 

Por eso Colombia debe pensar en grande y me parece que eso es lo que está haciendo el Presidente Duque. Ha eliminado el clientelismo entre los Poderes, le está dando un gran avance a la tecnología democratizando su uso, las energías alternativas se abren paso, acaba de lanzar una política pública sobre logística para articular y agilizar todos los procedimientos que nos permitan acceder con mayor rapidez y eficacia a los modelos públicos, y lo más importante, con dignidad sostiene que se dialoga con insurgentes sobre la base de la devolución de secuestrados y el cese de acciones violentas, es lo menos que se puede pedir para entrar a dialogar. Frente a Venezuela mantiene la postura que todos los demócratas debemos tener, nada de contemplaciones con dictaduras disfrazadas, en donde no se respeta la libertad ni los derechos humanos. Esa es la visión y la misión que debemos asumir la mayoría de los colombianos en defensa de la libertad, la democracia y el derecho.

Vamos a invitarlos a todos a fijar grandes objetivos, sin miedo, ni restricciones para salir del viejo clientelismo, las camarillas, la corrupción y la mentira. Duque como Lindbergh parece estar atravesando solo el océano, pero esta llegando a tierra firme con valor, carácter y decisión, además, con una honestidad a toda prueba. Colombia lo reconocerá  cuando observe las cantidades de cambio logrado y el adelanto hacia dimensiones modernas, de avanzada y de vanguardia.