Por: Juan Carlos López Castrillón

Febrero se inició con el alcalde de Popayán detenido en la cárcel de San Isidro. Con ello pensé que había tocado fondo la situación de crisis política y de gobernabilidad de la ciudad, la cual ha venido afectando los proyectos en curso del municipio y la credibilidad de algunos de sus dirigentes.

Pero enseguida vino el bloqueo campesino a la vía por la cual se llega al relleno sanitario de Los Picachos, y la ciudad se inundó de basuras. Aparecieron las controversias y los señalamientos de responsabilidades, la imagen negativa del operador Serviaseo llegó a su máxima expresión, la superintendencia de servicios públicos inició una nueva investigación y para completar, la CRC ordenó cerrar provisionalmente el sitio, hasta tanto se superen los factores de contaminación ambiental que se han detectado.

Un tema que era previsible y controlable se salió de madre y pasó de una confrontación con unos campesinos por compromisos incumplidos, a una grave emergencia sanitaria, que no termina de resolverse.
En ese momento ya estábamos a mitad de febrero y quienes habitamos esta bella ciudad concordamos que el desgobierno era más que evidente.

A la par se desataron muchas interpretaciones y suspicacias cuando apareció la terna que los partidos políticos que avalaron al alcalde privado de la libertad, le presentaron al gobernador, con el fin de que nombre el remplazo del burgomaestre mientras siga dándose su ausencia temporal. Estamos a la espera de la decisión del doctor Campo para avanzar en ese análisis.

Cuando todo indicaba que la situación de este municipio no podía ser más complicada, se anuncian para la semana entrante unas marchas de campesinos, maestros e indígenas que pueden concluir en otro gran bloqueo de la vía panamericana.

¿Puede ser más negro este mes para Popayán?

En el marco de esta situación tan compleja, tuve la oportunidad de reunirme con un importante dirigente empresarial que visitó la ciudad y quién obviamente se mostró impactado por lo que acontece, a lo cual le argumenté que todo esto es coyuntural y que lo fundamental es mirar la competitividad de nuestra región, resaltando las fortalezas en turismo, tecnología, y formación del conocimiento.

La respuesta del potencial inversionista fue objetiva, «lo primero que ustedes tienen que hacer antes de salir a vender los proyectos de la ciudad es poner la casa en orden».

Esa charla me ha dejado pensando y he concluido que tiene toda la razón. Si no superamos las debilidades institucionales que hoy tenemos es complicado convocar la inversión privada y ser viables como región.

A pesar del mal momento que se ha enmarcado en este mes que termina, soy un optimista empedernido sobre el futuro de Popayán y del Cauca, por eso en lo particular y desde hace unos años decidimos como familia apostarle a un proyecto de turismo histórico ambiental, que estamos seguros seguirá consolidándose como un producto exitoso.

De igual forma estoy seguro que prosperará todo lo que se viene construyendo en ese sector por parte de muchos empresarios, así como en lo educativo y en el esfuerzo de centenares de emprendedores que fortalecen con su trabajo la generación de ingresos y el tejido social de nuestro municipio.

Ahí está el presente y sobre todo el futuro, a pesar de los inconvenientes que hoy nos agobian.

Lo que sigue es que tan pronto vamos a tener un nivel de competencia internacional, la velocidad para alcanzar esa meta dependerá de nosotros.

Posdata: muy lamentable el sensible fallecimiento de Astrid Simmonds de Zambrano, mujer de extraordinarios valores y muy querida por la comunidad payanesa. Una abrazo muy afectuoso a su esposo Rodrigo, a sus hijos, a sus nietos, hermanos y a toda su familia.