Por: Walter Aldana
Hemos comentado el diagnóstico: que es la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y el centralismo Bogotano y NO el narcotráfico el principal problema del Cauca y del suroccidente; que el gobierno nacional de manera vedada ha dejado el manejo del orden público a las mafias del narcotráfico y la minería ilegal, así como a aquello de que el mandatario de los caucanos y las fuerzas del “orden”, se convirtieron en NOTARIOS del conflicto armado, con inservibles consejos de seguridad para contar lideresas, líderes asesinados y masacres en nuestro territorio.
Hablemos ahora, desde las propuestas ciudadanas para el que hacer frente a la paquidermia institucional para frenar esta oleada de acciones contra las esperanzas de cambios sociales, económicos y políticos.
Impulsar ACUERDOS HUMANITARIOS LOCALES, esto es, diálogo de la sociedad civil con los actores armados con permiso o sin permiso del gobierno nacional, que debe comprender el respeto al territorio en relación a la no siembra de minas antipersona, el respeto a las actividades de las organizaciones sociales, comunitarias (productivas, culturales, religiosas, políticas), el respeto a la opción de la diversidad sexual, la no utilización de la mujer y su cuerpo como arma de guerra y el no reclutamiento forzado de menores a sus filas.
Hoy que el silencio se ha constituido en nuestros campos en el seguro de vida, es necesario que desde plataformas como el ESPACIO REGIONAL DE PAZ, en asocio con el CONSEJO GREMIAL y la PASTORAL SOCIAL, se avance rápidamente en establecer estos contactos que garanticen a la comunidad rural y urbana, a los diversos gremios su permanencia y el de sus actividades en el Cauca.
Y como no podemos ir todos a hablar, comentar y acordar el respeto a la vida de las personas y los territorios (que son igualmente seres vivos), lograr este equilibrio de convivencia en armonía hombre –naturaleza, se debe establecer una COMISIÓN DE PAZ CAUCANA, que sea la vocera del sentir y querer del millón cuatrocientos mil habitantes que clamamos por la resolución pacífica de conflictos y por la vida como el bien supremo.
Exigir el cumplimiento del “acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, así como diferenciar la interlocución entre la guerrilla del ELN y los otros grupos armados ilegales, es importante, deben saber que nuestro clamor por el reinicio de los diálogos en el orden nacional insurgencia con comisión en la Habana y gobierno nacional, es otro capítulo en la vía de cimentar la paz.
La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, reza nuestra carta constitucional, si es débil la gobernabilidad y la gobernanza de nuestros mandatarios nacionales y regionales para alcanzarla, es un imperativo ético que la ciudadanía libre se proponga desde la periferia al centro, de abajo hacia arriba, desde quienes vivimos la tragedia de la guerra hacia quienes la motivan, diariamente clamar… ¡ACUERDOS HUMANITARIOS REGIONALES Y LOCALES YA!