Juan Carlos López Castrillón
La semana pasada el DANE anunció que el desempleo, comparado con el mismo periodo del año pasado, subió a nivel nacional de 9.4% a 10.8%. En Popayán esa cifra también siguió con su tendencia de los últimos meses y llegó a 13.3%, lo cual significa que -aproximadamente- una de cada ocho personas laboralmente disponible, hoy no tiene trabajo.
Comparativamente, en Quibdó (que es uno de nuestros habituales referentes) uno de cada cinco habitantes está desempleado; y por el contrario esa cifra en Cartagena es uno de cada catorce.
La situación puede llegar a tener una mirada más grave en nuestra región si entendemos que en ese examen aún no se encuentra asimilado el efecto producido por el bloqueo a la vía panamericana, el cual sólo se reflejará en el segundo semestre, cuando se sienta el impacto de la desaceleración de la economía a raíz de ese hecho, tanto en la meseta de Popayán como en su área de influencia.
En lo nacional hay que apostarle a que los optimistas anuncios del gobierno sobre un crecimiento del PIB en más del 3% se materialicen y esa tasa empiece a disminuir, pero en lo local el tema va a ser más lento, pues pasa por recuperar el estado de confianza de los empresarios y emprendedores, el cual quedó bastante golpeado por lo sucedido entre marzo y abril, además de todas las otras circunstancias que nos han llevado a ser menos atractivos que otras ciudades cercanas o de iguales características: estado de las vías, costo del transporte, seguridad, cualificación de la mano de obra, entre otras.
Es claro que en Popayán se requiere una política de choque en materia de empleo. La misión de los gobernantes es crear el entorno propicio para la inversión, tanto pública como privada, la primera pasa por gestión y conexión, la segunda por generar confianza y reforzar la competitividad.
A lo anterior no contribuye para nada la incertidumbre política de nuestra ciudad, en la práctica ya no hay alcalde, vendrá un encargado por unos días, y luego llegará alguien a «hacer elecciones». Léase ingenuamente en términos legales «garantizar la imparcialidad de la administración municipal», de manera que este año será perdido.
Como el empleo no se construye de la noche a la mañana, sino que es un proceso que a veces demora años, se debe buscar fortalecer por parte del gobierno, con prioridad y respaldo, todos los esfuerzos en curso del sector privado, pero adicionalmente tenemos que examinar permanentemente la agenda de la «educación con pertinencia» en todos los niveles de nuestros procesos educativos.
Sobre esto último vale la pena repasar las cifras del número de estudiantes que tiene la ciudad: 32.000 en las universidades, 45.000 en los colegios públicos, 12.000 en los colegios privados, y más de 10.000 en las instituciones de formación técnica y tecnológica.
Esa sumatoria nos da que casi 100.000 jóvenes se preparan en Popayán en los distintos niveles de la educación, lo cual puede ser entre el 25% y 30% de nuestra población, depende como vengan las cifras del censo del DANE.
Por lo anterior, y en el entendido que el proceso educativo es de mediano plazo (en el mejor de los casos) es tan importante la discusión en torno al nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) desde el punto de vista de dinamizar el sector de la construcción, generar empleo en el corto plazo y aumentar los ingresos del municipio por los aportes que realizarán estas nuevas viviendas en materia de predial.
Esta última situación nos permitirá que – al tener un mayor margen de ingresos – podamos respaldar a largo plazo el crédito del BID y las diferentes posibilidades crediticias que hay que explorar para financiar las obras y acciones de gobierno que este municipio requiere en forma urgente.
Es posible, por eso ¡Creo en Popayán!
Posdata: un agradecimiento al diario El Nuevo Liberal por brindarme un espacio en sus columnas de opinión, que ahora en razón a mi aspiración a la alcaldía de Popayán tendrán un receso. Espero seguir opinando a través de los medios digitales y las redes sociales.