Por: Juan Carlos López Castrillón – jclcpopayan@gmail.com 

Nuestra ciudad, que hoy cumple 482 años de haber sido fundada, ha visto transcurrir por sus calles buena parte de la historia de Colombia. Vivió momentos de gloria y conoció durante la colonia el significado de ser la más poderosa.

Pero también ha sido habitada por la pobreza, la desigualdad, el saqueo y el asedio. Fue destruida varias veces por las fuerzas de la naturaleza y últimamente por las manos del hombre, pero siempre orgullosa ha sabido levantarse, para hacer que el talento de sus gentes, su arquitectura y sus tesoros culturales tengan relieve en la vida nacional.

Hablar de su pasado es un orgullo, pero en esta fecha es menester escribir del futuro, del sueño que todos tenemos para la Ciudad Blanca.

Cuando repasamos sus  actuales problemas, que a veces por el agobio parecen irresolubles, encontramos que la respuesta a los mismos está palpitante en esa extraña fuerza interior que la hace superior a sus dirigentes y que le ha permitido continuar. Esa fuerza se llama potencialidad; y Popayán la tiene para ser una ciudad Sostenible y Moderna.

Para ello necesita articularse de manera más adecuada con el resto del planeta y tener una visión de ciudad a más largo plazo. Obviamente se requiere financiación, y en ello el manejo que se le dé durante los próximos años a las opciones de crédito del proyecto BID 2032 serán determinantes.

Sostenible significa muchas cosas, pero la definición más importante es que guarde un adecuado equilibrio con su entorno natural,  y en eso sí que estamos en deuda con esta ciudad.

Popayán carece de parques y de zonas recreativas, requiere de manera urgente reforestar sus cerros, usar energías limpias, convertirse en una ciudad que recicla y que cuida los caudales del agua que alimentan sus acueductos; una urbe de movilidad amable y sin contaminación.

Nuestra ciudad también debe mejor en cultura ciudadana, educar para la paz y potenciar su riqueza artística.

Por su parte, ser Moderna es que además de todo lo anterior sea una ciudad incluyente, que fortaleza la participación de las mujeres en todos los ámbitos, que ofrezca opciones para los adultos mayores, que sea amigable con las mascotas, protectora de los niños, de las minorías, de los desplazados; y que solucione el enorme problema de carencia de vivienda para los pobres.

Modernidad es lograr espacios físicos para garantizar los derechos teóricos. Es el uso adecuado del suelo, es cobertura y calidad en los servicios públicos, es promover las  construcciones ecológicas, las bicicletas y los transportes alternativos, es deporte, más tiempo para la familia y que todos los ciudadanos puedan tener las mismas oportunidades de desarrollo.

Todo este listado de buenos propósitos pasa por lograr que la voluntad de los dirigentes, los activistas, la academia y todos los líderes de esta sociedad, esté enfocada en  favorecer los intereses de la mayoría y menos en la mezquindad de buscar ventajas personales. Es así de sencillo.

Si avanzamos en esa dirección, con planeación de varios lustros, priorizando la inversión y generando credibilidad con la sociedad y con los empresarios, tendremos todo servido para que esos ejes del desarrollo que están dictaminados hace un buen rato se disparen.

Hablo del turismo, la tecnología y la ciudad universitaria, ese es el futuro de Popayán. Ojalá nuestros nietos logren verla así: Sostenible y Moderna. Hay que empezar.