Por: Oscar Manuel Castrillón Cobo

Eileen, una mujer que vivió uno de los sucesos más denigrantes para la dignidad humana; el ser agredida por otro, humillada, dañada en su persona, transgredida en su vida, en su piel que es tan propia, en su rostro, sus tejidos y su corporalidad que le pertenecen solo a ella. Muy valiente al denunciar, que, aunque fue violentada física y emocionalmente, le está contando al mundo que un hombre se atrevió a sobrepasar sus límites, que un hombre con el que decidió compartir parte de su vida y también de su propio ser; se creyó con autoridad para disponer de su integridad y dañarla; la misma situación que muchas mujeres viven día a día.

La violencia contra las mujeres, lastimosamente se ha convertido en un tema que pasa por moda, por emocionalismos en redes sociales, que sí, nos demuestra un contundente y colectivo rechazo a actos de violencia y que socialmente se convierte en un mensaje positivo; pero no puedo evitar pensar y comprobar que no todos, porque he visto publicaciones de personas: mujeres y hombres, de quienes puedo asegurar son defensores y trabajadores incansables por los derechos de las mujeres, y muchos que toman el sentido de esas manifestaciones de forma folclórica, “un nuevo challenge” una nueva foto en los perfiles para no quedarse atrás con el tema de moda; pero será que así como multitudinariamente se postean fotos, ¿así también acuden a un grito de ayuda?, o “mejor no porque son problemas de pareja”, “me ahorro problemas si me quedo quieto o quieta”, son sordos, ciegos y mudos cuando  su vecina, su madre, sus amigas, sus hermanas o colegas están siendo violentadas, porque es un ¡problema de ellas!

Estuve tentado a postear la foto, a unirme al sin número de publicaciones que manifestaban su apoyo a Eileen Moreno y el rechazo a cualquier tipo de violencia; sin embargo, una foto no sana, no blinda, no protege, no impacta la vida de las mujeres que a diario están enfrentándose a situaciones de violencia; y aunque celebré cuando el boom mediático les dio valor e inspiró a otras mujeres para hablar, es triste que se convierta en justamente eso, en un boom, que permanece eufórico un tiempo y se desvanece cuando llega otro contenido viral; y por eso creí que lo más honesto y útil que podemos hacer no es la foto, sino darnos al otro, a la otra; porque la violencia está mal en cualquiera de los dos sentidos, lastimosamente son las mujeres las más afectadas y las más vulneradas; por lo que ojalá que la conciencia no se nos quede tranquila con un post, y que podamos ser apoyo, defensa y la voz de la mujer que esta ahí cerquita, de la que esta alrededor, de la que pide ayuda en la calle, que siente miedo porque lo suyo fue roto, que seamos ejemplares, formadores de seres humanos sensibles al dolor del otro y mejor aún respetuosos de la integridad y el valor del otro – otra.

Para que ninguna lo sufra sola, para que ninguna se halle a la deriva, que ninguna desconozca las rutas de atención, la ley, sus derechos, ni su protección; para que ninguna tenga que esperar a ser viral para sentirse acompañada y para que todas, ¡todas denuncien!