Por: Nelson Paz Anaya – nelsonpazanaya@hotmail.com
Si hay un elemento necesario para hacer desarrollo, sobre todo en los países latinoamericanos, es la asociatividad, por cuanto a través de su ejercicio es posible superar el individualismo tradicional que no permite la sumatoria de conocimientos para la consecución de objetivos.
Cualquiera sea la definición que se adopte, se parte de la acción elemental de sumar activos culturales para tener la capacidad necesaria a fin de satisfacer la demandas exigidas para vencer las debilidades que impiden que un grupo poblacional de productores, pueda superar los obstáculos que individualmente le sería imposible saltar.
En Colombia, se ha ensayado diversas formas de asociatividad, siendo de gran cobertura las Juntas de Acción Comunal y las Cooperativas, y muchas otras que pretenden solidaridades para alcanzar resultados.
Como parte de las estructuras de la Federación Nacional de Cafeteros, se crearon LAS COOPERATIVAS DE CAFICULTORES en los departamentos que tenían una buena participación en el cultivo por sus cantidades y calidades, todo indica ha sido un fiasco.
En el Cauca hace 57 años se fundo la Cooperativa de Caficultores del Cauca su objeto y actividades, “buscan promover el bienestar personal y familiar de sus asociados, enfocándola moral, social y económicamente, en cuanto las actividades de ellos estén vinculados a la industria del café en todos sus aspectos, y en especial bajo buenas practicas de manejo social y ambiental para el mejoramiento de las condiciones de vida de cada socio y su familia”.
Entre las calidades para ser asociado, se encuentra la de tener mínimo media hectárea en café o 2.500 arboles y la de vender a la cooperativa mínimo 60 arrobas de café por hectárea de acuerdo con la producción estimada y área en café registrada, para citar algunas normas pertinentes.
Según el informe de gestión 2018, la cooperativa de caficultores del cauca, CAFICAUCA, comercializa anualmente alrededor del 50% de café que se produce en el área de influencia; según el informe en el año 2018 las compras de café por cliente (en miles de kilos) fueron, así: Almacafé 25.251, mas Expocafé 8.035, Particulares 2.364; para un total de 35.651.774 kilos.
Las trillas de Café Excelso: servicio de trilla y venta, (en empaques de 70 kilos) para el año 2.018, sumaron 133.370 sacos del peso anotado, siendo menores que las de los cuatro años anteriores.
Las compras de café por programas, nespresso y diez clasificaciones más, sumaron 35.651.774 kilos, cantidades menores a la de los cuatro años anteriores. Esta corresponde a los puntos de compra de los municipios de Almaguer, Argelia, Balboa, Belalcazar, Bolívar, Cajibio, Caldono, El Bordo, El Rosal, El Tambo, Florencia, Inza, La Sierra, Mercaderes, Piendamo, Popayán, Rosas, Suarez, Sucre, Timbio.
Se entiende que con las compras de la cooperativa de caficultores de la zona norte, con sede en Santander de Quilichao, se estaría cerca a los 45 millones de kilos, el 42.5 de la cosecha de café del Cauca, con un costo de $270.000 millones de pesos, con ingresos o entradas a la cooperativa de $288, oo pesos por kilo de café, por tanto, bien se pueden calcular los ingresos de las cooperativas en cerca de 13.000 mil millones de pesos anuales.
Los programas sociales de la Cooperativa, para con sus socios no son de gran impacto, estos aspectos y los análisis financieros, asi como su red de compras serán tema de otras observaciones, la preocupación a raíz de los recursos millonarios direccionados al sector cafetero, y en el entendido que hace parte de la política publica del café en el Cauca, la asociatividad como estrategia para la región, si preocupa, no es posible que esta cooperativa solo tenga 2.399 socios hábiles.
Para un departamento con noventa y dos mil familias cafeteras, en menos de noventa mil hectáreas, con por lo menos quinientas mil personas, casi el cincuenta por ciento de su población vinculada a esta actividad, la asociatividad que se genera no corresponde a las expectativas esperadas, la institucionalidad cafetera debe adelantar acciones que materialicen procesos de equidad en todos los cultivadores del cauca.
Si la caficultura, no sirve para que los cultivadores campesinos minifundistas tengan ingresos próximos a la mitad de un salario mínimo, toda la inversión que se direccione a este sector, solo sirve, para que unos pocos se beneficien de estos presupuestos y de los subsidios enfocados al café, porque la pobreza continua igual, entonces la economía solidaria no funciona.
Solo la comunicación precisa y clara de en donde se están invirtiendo los recursos de la caficultura, y como se mide su incidencia en la calidad de vida de la población rural, servirá para el desarrollo, lo contrario será la repetición de la historia, en done unos pocos se apropian del trabajo de muchos y en donde los recursos públicos se van por el sumidero.