Por: Nelson Eduardo Paz Anaya

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Dos situaciones se constituyen en motivo de atención nacional y de interés para el Cauca, el protagonismo de Luis Fernando Velasco, en la inesperada reunión de los sectores más antagónicos de la política nacional, como son el Centro Democrático, en cabeza de su líder Álvaro Uribe Vélez, la dirigencia del Partido de las Farc y otras Organizaciones Políticas, para hablar de un asunto de trascendencia como es el de La JEP, por cuanto de su perfeccionamiento dependerá los avances de los Acuerdos de Paz y de abrir escenarios para los convenios pendientes.

La presencia de Carlos Negret Mosquera, Defensor Nacional del Pueblo, en la Región Pacifico; en el Cauca, en los Municipios de López de Micay, Timbiqui y Guapi; tiene un doble significado, un claro mensaje al Estado Colombiano, en el sentido de recordar como los gobiernos, no han entendido esta región como parte del País, y el segundo más contundente, frente a la violencia sin precedentes que asusta y que asola, representanta la institucionalidad garantista del Estado, dispuesta a proteger la población con la Constitución y la Ley, abriendo una visión diferente sobre estos territorios.

Correspondería, superar la sujeción de las cosas locales que distraen; ampliar la visión holística, aceptar que todos somos parte de las posibilidades y todos parte del problema, – para por fin hacer lo que nos ha hecho falta,- ponernos de acuerdo en las cosas fundamentales, sin sectarismos estrambóticos que en ocasiones solo reflejan ignorancia.

Interpretar estos acontecimientos, descodificar el contenido de sus interioridades, entender el significado de los símbolos del encuentro unos en el sitio de las decisiones nacionales y el otro con la presencia en los escenarios más azotados por la violencia, llaman a un análisis de las ideas y de los argumentos que los componen. – ¿Sera viable que se pueda superar el halo de “abandono, incertidumbre e inconformidad”, que según una firma encuestadora realizó sobre los principales sentimientos de la gente en Popayan?

Valorar estas circunstancias, se funda en el ejercicio intelectual del momento, pues se conjugan mensajes, actitudes, posiciones, que con un elemental ejercicio de inferencia, puede dar el vértice a partir del cual, se pueda diseñar las condiciones para proyectar el Cauca que tanto se busca, mas allá de las coyunturas, que enredan, que atajan, que en ocasiones lo presentan ridículo, perdido en batallas contra los “molinos de viento”, en los senderos delirantes del Quijote.

Una lectura desprevenida de las dos circunstancias, a las cuales, se pretende enfocar hoy la atención, bien puede ser base para iniciar una agenda de tareas, a partir de unas premisas filosóficas, políticas, sociales, económicas; sin extremismos que como se ve no tienen cabida en las realidades de un mundo que exige mediaciones, acuerdos y pactos políticos sanos y transparentes, para lograr avenencias.

Si son viables los diálogos en el nivel nacional, de fuerzas tan distantes en la categorización de la situación política del País, porque no lo puede ser en el nivel local, en donde la afectación de las dificultades acosa todos los sectores, el desmejoramiento de los niveles de vida de los caucanos, según los indicadores del Dane Y del DNP, cada día, son más graves, por tanto, el tratamiento debe partir de crear los ambientes, para al menos frenar los factores de violencia, condición mínima para adelantar otras tareas.

Las comunidades indígenas, en este marco de posibilidades, están llamadas a buscar un acuerdo de convivencia, la Defensoría del Pueblo, ha sido explicita en ofrecer su concurso para mediar en los conflictos que hoy los confronta, si al acumulado de necesidades de las poblaciones étnicas, se suman las consecuencias de acciones fratricidas, sacrificaran las luchas de muchas décadas, el buen juicio de las organizaciones indígenas, debe asumir estas responsabilidades.

El tema de tierras es complejo, hay un campesinado desamparado, que no tiene acceso a la tierra, por tanto no tiene como producir, de tal manera que estas situaciones, deben hacer parte de una solución integral, sin juicios preconcebidos, es apremiante la equidad, pero es claro que también, hay derechos establecidos en la Constitución Nacional, que igual están protegidos y que son necesarios para el sostenimiento de la producción y el crecimiento económico, en el marco de la función social de la propiedad.

Si continúa el entendimiento en el nivel nacional, que es en donde según la historia, se cocinaron los grandes conflictos en Colombia; las provincias pueden tener una buena expectativa de desarrollo, y si la Defensoría del Pueblo, insiste en su propósito; los actores sociales, aun bajo presiones de toda índole, con seguridad acompañaran una salida concertada.

Se requiere profundizar el análisis, propiciar una discusión amplia y argumentada, hay una potencialidad inmensa, hay caucanos casi anónimos, que a diario adelantan la tarea, sumados a estos propósitos se hará posible.