Por: Juan Carlos López Castrillón 

Alejandro tiene ocho años y vive en el barrio 31 de Marzo, al suroccidente de Popayán. Lo conocí en una reunión de mujeres que se han unido para realizar manualidades y artesanías, él estaba acompañando a su abuela.

En el ejercicio de conversar con cada uno de los asistentes le pregunté qué hacía los domingos. Su respuesta fue “voy a misa y veo televisión”.

Quisiéramos que Alejandro tuviera un plan diferente cada domingo y que uno de ellos se relacione con un proyecto que tenemos para la ciudad.

Popayán cuenta con un poco más de  57 mil estudiantes entre escuelas públicas y privadas con quienes pensamos adelantar un proyecto de reforestación de la ciudad.

En articulación con las instituciones educativas y otras entidades de carácter público y privado vamos a entregar un árbol a cada estudiante para que lo siembre en un sitio cercano a su casa o colegio, en la rivera de los ríos y quebradas o cerca a los humedales.

Será un proyecto que desarrollaremos de manera escalonada y que nos permitirá iniciar el proceso de recuperación de espacios verdes y reforestación que tanto necesita nuestra ciudad.

Cada estudiante bautizará al árbol que siembre con su nombre y será responsable de él, queremos que lo visite al menos una vez al mes, lo cuide, lo riegue y lo alimente, para que crezcan juntos y en 10 años pueda recostarse sobre él, recibir su sombra o ver orgulloso cómo su árbol contribuye a embellecer su ciudad y hacerla más verde y sostenible.

¿Qué especies podemos sembrar? Guayacanes, los árboles insignia de nuestra ciudad; robles, que aunque se demoran un poco más en crecer son muy buenos para sostener la tierra y evitar deslizamientos; guadua, que es extraordinaria junto a los afluentes; nacederos, que son fundamentales para la recuperación de los caudales de ríos y quebradas; y lecheros, que son fuente de alimento para diversas aves, entre otras especies.

Además del impacto ambiental, este proyecto va a generar sentido de pertenencia entre nuestros niños y adolescentes, quienes son el reflejo de miles de familias de Popayán, tanto de las que tienen sus raíces aquí, como de aquellas que han llegado en busca de oportunidades, en las primeras y las segundas debemos despertar un mayor sentido de arraigo, que nos haga sentir más orgullosos de lo que somos y más comprometidos con la construcción permanente de una mejor ciudad.

Nada me haría más feliz que acompañar a Alejandro a sembrar su árbol y que pasados los años, cuando él sea un adolescente, podamos ver cómo Popayán, además de ciudad blanca, sea también reconocida como la ciudad verde de Colombia.

Posdata: hay una frase que dice que “uno es de donde están enterrados sus muertos”, con este proyecto queremos agregar que “uno también es de donde tiene sembrados sus árboles”.