Por: ÓSCAR RODRIGO CAMPO HURTADO
Gobernador del Cauca

Nuestro bello Cauca, multiétnico y pluricultural, por las mismas circunstancias históricas también es rico en organizaciones sociales, con vocación y en pie de lucha permanente por la vida, la cultura, el medio ambiente y el territorio; escenario de numerosas movilizaciones que en su mayoría terminan con bloqueos sobre la vía Panamericana, para llamar la atención del Estado central, jugándose la inversión pública en pliegos negociados bajo presión al Gobierno de turno.
Muchos caucanos tenemos alguna referencia personal sobre este hecho sistemático y recurrente que lamentablemente también ha cobrado vidas humanas.

En mi caso, en la movilización de 1999- Gobierno de Andrés Pastrana, totalmente `sitiados`, sorteé desesperadamente el bloqueo, buscando sutura para la cesárea de mi esposa y el nacimiento de mi hijo José Rodrigo.

Hoy volvemos a sentir los efectos de esta lucha social: bloqueo de las comunidades que protestan y la disposición de diálogo del Gobierno Nacional, pero lamentablemente no avanzamos y cada día la situación se torna más difícil, a pesar del plan de contingencia abordado de cara a cada sector de la sociedad para evitar los alcances anteriores; Reuniones con el presidente y sus ministros, gobernadores, alcaldes, fuerzas vivas de la región y el Estado en todas sus expresiones; Articulación de estamentos, acciones y recursos, han permitido por primera vez conservar en medio de la crisis la capacidad de respuesta a la comunidad en distintos requerimientos, muchos por una vía alterna al tramo bloqueado; Esfuerzos muchos y de muchos, pero ¿Qué hacer para que la mesa de negociación, ahora en Mondomo, antes en Mandivá- cinco días definiéndola, por Dios- arroje pronta soluciones y superar la angustia en el suroccidente del país?

En este punto, es importante que tanto el Gobierno Nacional como los líderes de la Minga Indígena y Campesina, valoren que este Cauca no es el mismo de años atrás, es innegable nuestra recuperación, muy a pesar de las inclemencias de las economías ilegales, producto de la violencia residual y la vulnerabilidad de nuestros líderes frente a la disputa por la hegemonía de las rutas del narcotráfico. Los avances en materia de paz y el incremento en la inversión social han permitido el crecimiento y mejoría de muchos sectores, casi todos con vocación campesina, popular y participación étnica. Hoy somos el cuarto productor de café en Colombia, con apuestas múltiples en la diversidad, calidad y fortalecimiento de una cadena de 96 mil familias, un plan vial departamental con 18 ejes nuevos pavimentados o en proceso, resurgimiento del turismo, estímulo a cadenas productivas como ganadería, caña panelera, aguacate, quinua, cacao y diversos proyectos de fortalecimiento social y empresarial, gracias al acceso al Sistema General de Regalías, los Contratos Plan, el nuevo enfoque al Pacifico con recursos BID- Banco Mundial y por qué no, el decreto 1811 de 2017 y su Comisión Mixta de discusión.

El Cauca ostenta importantes balances de inversión transversal, que nos permiten decirle a la Minga y al Gobierno Nacional que requerimos una mesa más dinámica, más pública en sus avances y urgentemente un gesto gallardo y generoso con este territorio de históricas reivindicaciones, para que vuelva la movilidad a la Panamericana y la región. La población afectada -artesanos, comerciantes, transportadores, etc- en su mayoría es pobre, convencida de la lucha por sus derechos y deberes del Estado, pero que en su cotidianidad sufre la tensión de este nuevo bloqueo, nos impulsa para decirles que no se levanten de la mesa hasta no solucionar el paro, no más posturas inamovibles, requerimos a la mayor brevedad la solución que solo el restablecimiento del flujo vehicular por la Panamericana podrá devolvernos. Este Cauca digno y luchador espera una respuesta que devuelva el sociego a millones de ciudadanos.