Por: Juan Carlos López C – jclcpopayan@gmail.com
En días pasados tuve la oportunidad de compartir una tarde de campo prenavideña con un grupo de amigos «pajareros», movimiento que crece en todo el mundo.
Son personas que viajan centenares e incluso miles de kilómetros para ir a observar especies de aves, especialmente las más exóticas, y que trae a más de 15.000 extranjeros a Colombia con ese fin específico.
Por ellos me he enterado de cifras muy interesantes, por ejemplo, que en este planeta existen cerca de 10.000 especies de pájaros, desde los pequeños colibríes hasta las enormes avestruces. De esa cifra Colombia tiene un desconocido primer lugar mundial, con aproximadamente 2.000.
El Cauca, con más de 1.100 variedades, comparte con otras regiones el liderazgo en número de este tipo de animales, pero tiene un incipiente mercado turístico de avistamiento, comparado con las cifras de los visitantes que van a Antioquia, el Eje Cafetero, el Valle y el Caribe.
Este renglón es para nuestro departamento un verdadero potosí, especialmente para el turismo internacional de los llamados «watchbird«, ese grupo con características especiales – entre los que se cuentan varias personas mayores – que llegan directamente a destinos rurales, dispuestos a pagar transporte, guías, alojamientos y entorno, con tal de que les garanticen la oportunidad de ver y capturar con sus cámaras los pájaros que persiguen.
En términos específicos esta clase de turistas son «anclas» que no solamente vuelven sino que difunden y promueven que sus colegas vengan. Además,comparados los requerimientos logísticos que ellos necesitan, nos encontramos que son los más elementales, primordialmente el de seguridad, todo lo demás es tolerable. Finalmente van de «cacería», pero sin armas.
¿Qué necesitamos hacer para que este tipo de turismo crezca? Pues obviamente la promoción a través de las redes sociales especializadas; pero además requerimos fortalecer el producto.
En términos de materia prima se trata del mantenimiento y reforestación de los bosques nativos, en donde habitan y se alimentan estas especies, aligual que las quebradas y fuentes de agua que posibilitan el equilibrio natural.
Conozco de primera mano la tarea que en ese sentido viene desarrollando la CRC, pues estamos adelantando un pequeño proyecto con el apoyo de ellos en Coconuco, pero se necesita una gran campaña de educación de la comunidad rural y de sensibilización a las autoridades municipales en este concepto.
El turismo se construye creando más y más productos para una región, dándole opciones permanentes al visitante. Por eso este novedoso renglón de la industria perfectamente se puede integrar a nuestro catálogo rico en arquitectura, historia, cultura, gastronomía y ecología.
La buena noticia es que ya empezamos. Se tienen registros de decenas de «pajareros» que están llegando a los primeros sitios acondicionados para la observación de aves y fauna en varios municipios del departamento, especialmente en la meseta de Popayán y la bota caucana.
Ahora hay que ayudar a que esos pequeños proyectos empresariales crezcan. El mercado existe, tenemos las aves y hay mejores condiciones de seguridad para las visitas. Se trata de aprender mientras avanzamos, pero así sucedió con los quijotes que iniciaron el Festival de Música Religiosa, el Congreso Gastronómico, la Feria del Libro, las procesiones de Semana Santa, etc.
El reto optimista para Colombia es revertir la realidad que hoy señala que el país de los pájaros tiene muy pocos «pajareros».
Posdata: estamos a pocas horas de la Navidad, la época más alegre del año, la que nos brinda un respiro para compartir en familia y descansar del trajín del año. Les deseo que disfruten de estas festividades y que recarguemos las energías y creatividad que el año entrante vamos a necesitar.