Por: Nelson Paz Anaya 

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Tomás Cipriano Mosquera en el año de 1861, como respuesta a la revolución triunfante que lo llevo a la Presidencia de la Republica, firma el decreto “De Liberación de Manos Muertas”, que quito a la Iglesia las casi tres cuartas partes de la frontera agrícola que poseía sin explotación alguna, dada la urgencia de adelantar una Reforma Agraria, única salida para la producción y la productividad que necesitaba el País, forma indispensable a fin de consolidar la Nación. Fue una lástima que la burocracia y sus secuaces, aprovecharon para apoderarse de las tierras sin la necesaria distribución.

Más adelante, José Hilario López, llega a la Presidencia, seleccionado por la presión de las “Sociedades Democráticas y Progresistas de Artesanos” de Bogotá, y por las incipientes Organizaciones Gremiales de todo el País, que preferían otras formas de vinculación laboral para ajustar el sistema, firma el “Decreto Aboliendo la Esclavitud”, (1.851), generando en la Provincia de Popayán reacciones que dieron inicio a otra guerra civil, por la pérdida económica de los esclavistas.

Dos momentos, dos intentos de democratizar la propiedad y de llevar al País a la senda de la competitividad, -contrario a la historia mal contada de las intenciones políticas de los Caucanos en el poder-, de haberse logrado estos propósitos con seguridad la posición económica y política del Cauca, hoy ocuparía lugares destacados en la producción nacional.

La conservación del modelo de hacienda de ganadería extensiva de la colonia y el auge de la industria azucarera, el clima y las variedades, impidieron el crecimiento del cultivo del café como se dio en otras regiones, con cuyo capital acumulado por los buenos precios de la época de principios del siglo XX, instalaron las primeras industrias del País.

En la última década, el café cubre 93.000 hectáreas por 95.000 familias, con presencia definitiva en la vida de 32 municipios, con una producción anual de entre 7 y 8 millones de arrobas, cuyo precio de venta genera un movimiento monetario de 650.000 mil millones de pesos, siendo el cuarto productor de café entre los departamentos cafeteros y aporta el 10% de la producción nacional.

El Café se convierte asi, en la razón de la conformación de las redes de campesinos que mantiene el Capital Social de la ruralidad y que permite por su asociación con la producción agropecuaria suministrar a toda la población los alimentos básicos.

Sin embargo, según la Cámara de Comercio, la agricultura cada día va en descenso constituyéndose en grave amenaza para la estabilidad del departamento, por cuanto los precios de venta, no copan los costos de producción, y peor si como lo denuncian muchos productores algunos compradores, no pagan los “factores de Rendimiento”, forma de remuneración establecida para tratar de ser justos con los cultivadores, pero asi, ni modo.

El Fique, doce mil familias que lo tienen como complementario, hace parte de su ingreso de sobrevivencia, atendieron la presión del Estado para hacer su cultivo sobre la base de la necesidad de costales para exportar el café, sufre peores dificultades. Es la materia prima de la Empresa Empaques del Cauca, si no entra en proceso de innovación y de atención a sus proveedores, puede ser la próxima en desaparecer de Popayan, agudizando la situación económica de la región.

Y la Coca, más allá de sus connotaciones culturales, tiene una incidencia grande, no se puede esconder sus provechos en el auge del movimiento económico de Popayan y del Cauca. Suple la ausencia de empresas generadoras de empleo, de acumulación de capital, dado que por ejemplo en el caso de las llamadas grandes superficies o cadenas, aquí recogen las utilidades, pero su inversión se da en otros lugares.

Desconcierta observar, como estos asuntos no se tratan con la responsabilidad que requieren, escuchar a quienes de manera calenturienta afirman se debe fumigar con glifosato, desconocen la situación a que se vería sometida más de la mitad de la población por las condiciones de miseria que sobrevendrían.

Se deben acondicionar modelos para rescatar a los cultivadores agroecológicamente, como estrategia, para proteger el suministro de alimentos a toda la población.

La primera planta de café se sembró en el Cauca en 1736, el primer “COMITÉ DEPARTAMENTAL” se instaló en noviembre de 1928, HACE 90 AÑOS, los caficultores son la vida de este departamento, la Institucionalidad cafetera tiene un reconocimiento, y las muchas organizaciones sociales como “COSURCA” que también celebro “25 AÑOS DE FUNDADA”, hacen recio soporte, pero la situación es difícil.

El sistema capitalista mundial, no permitirá nunca estos agricultores superen la pobreza, -asi se mantenga la ilusión,- el negocio está en el extranjero, lo ha permitido el establecimiento.

Si el cafetero solo tiene acceso a un 2 % de las utilidades, como salir adelante, el sistema lo diseñaron para explotar; el discurso de la solidaridad y de las relaciones de los Países, solo funciona para las multinacionales.