CARLOS E. CAÑAR SARRIA

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Nada bien le ha ido a Duque en sus primeros cien días de arrancón presidencial. Las empresas encuestadoras, a excepción de Gallup, poco dicen. El bombo de apoyo dado al candidato por los principales canales de radio y televisión en la campaña electoral, ya poco se escucha en estos días,  quemado el argumento de que nos convertiríamos en otra Venezuela, a excepción del discurso de Duque en sus visitas internacionales, son pocas los comentarios y  noticias de alarma sobre la situación del vecino país.

Una cosa es que unos resultados electorales den cierta legitimidad al ganador en cuanto al número de votos conquistados y otra cosa bien diferente, es la legitimidad lograda en el ejercicio del poder, lo cual no está fácil para el presidente, que deberá reorientar sus estrategias hacia un plan de economía social que llene las expectativas y requerimientos de un país que en las calles está pidiendo a gritos  cambios estructurales a favor de los sectores menos favorecidos

El problema no es que Duque no haya arrancado, el problema es que arrancó mal.  Para muchos, los primeros cien días representan el preámbulo de lo que vendrá. Garrote para las clases pobre y media y estímulos tributarios  a los empresarios con su argumento de la Economía Naranja, bajo el sofisma de que con ello se incentivará el empleo. Mucho inconformismo ha desatado su anunciada Reforma Tributaria que transita en el Congreso y que entre tantas cosas negativas, pretende gravar con el IVA la canasta familiar, además del despropósito de la denominada Ley de Financiamiento, con algunas medidas que han puesto-eso parece- en contradicción al partido de gobierno y al Gobierno.

El país se encuentra rebotado en las calles. Los estudiantes universitarios y las 32 universidades públicas se encuentran en paro y permanentemente movilizadas; marchas constantes de inconformidad, el pronunciamiento de los movimientos sociales no se hace esperar.  Se anuncian nuevas marchas en esta y en las próximas semanas, los transportadores también anuncian paro nacional, las Centrales obreras se preparan para un gran paro nacional el próximo 13 de diciembre, etc. Lo que vemos en los primeros cien días es un barco sin timonel, sin liderazgo y sin horizontes claros y convincentes. Ello demuestra que Duque- al igual que algunos otros gobernantes- se preparó  para ganar las elecciones y no para gobernar. Un Congreso sin alientos ante la Reforma Tributaria, el llamado del seudo bachiller, presidente del Congreso, Ernesto Macías para una Asamblea Nacional Constituyente ha causado revuelo, son apenas unos acontecimientos que  evidencian  crisis tanto en el régimen como en el sistema político.

Desde hacía muchas décadas la expresión del movimiento estudiantil no se hacía tan  contundente en  la defensa de la financiación de la educación pública en crisis; de seguro que con ello no contaba Duque. En varias ciudades del país se han presentado enfrentamientos entre los estudiantes y la Fuerza Pública. Se dice que hay infiltrados en estas movilizaciones, gente encapuchada con acciones violentas con pretensiones de deslegitimar las movilizaciones y que  han permitido respuestas violentas de Esmad, lo ha reconocido hasta el mismo Peñalosa en Bogotá.

La lucha estudiantil en defensa de la educación pública es supremamente legítima y merece el respaldo de todo el país, se trata nada menos de la defensa de uno de los derechos más preciados del ser humano. La educación pública es un imperativo, un desafío y un reto que no se puede menospreciar.

El pasado jueves, los estudiantes de Unicauca que acampaban desde hacía 16 días en el Parque Caldas fueron desalojados violentamente por el Esmad;  según las autoridades, se hacía necesaria la  recuperación del espacio público. Hubo cruce de gases lacrimógenos, piedras, protestas y heridos que se habrían podido evitar.

Le llovieron críticas a un dirigente conservador uribista por sus pronunciamientos sobre la toma de estudiantes del Parque Caldas y a la postura del Personero Municipal de Popayán; no fue atendida la advertencia nuestra en Facebook un día antes: “Que el alcalde de Popayán no se deje tentar de quienes le aconsejan desalojar por la fuerza a los estudiantes de Unicauca en paro concentrados en el Parque Caldas. Es un error. Se deben buscar canales de diálogo y concertación para dirimir los conflictos.” Hasta el momento se desconoce quien dio finalmente la orden de desalojamiento.

No entendemos, cómo no se le tiene en cuenta en este tipo de determinaciones a un alcalde, quien es la primera autoridad del municipio, por ello, después del desalojo, anotamos: “En un régimen político democrático, el gobernante que resuelve los conflictos bajo el uso de la fuerza y la violencia, no sólo es inepto sino torpe”.

Es importante hacer un llamado a la cordura y a la sensatez en la expresión y trámite de conflictos. Mientras se acentúan los conflictos sin soluciones evidentes, cada vez brillan por su ausencia los partidos políticos, no se sienten y por eso son remplazados por los movimientos sociales.