La cultura popular, las dinámicas sociales, se van adaptando al mismo ritmo de las evoluciones industriales, económicas, políticas, religiosas, y principalmente de las tecnológicas que ahora se utilizan como medios de comunicación para influir, de manera concluyente, en las actitudes y decisiones, buenas o malas, que asumen los ciudadanos, las instituciones, el público, la masa o el torbellino consumidor.

Es decir que, la opinión pública es perfectamente manipulable, utilizada e inducida para alcanzar los objetivos preconcebidos por quien pueda manosear los medios de comunicación, hoy convertidos en redes sociales y plataformas web, que, en un entorno social inculto, subdesarrollado, que padece graves falencias en el sistema educativo, diseñado precisamente para que falle y esté al servicio de quienes manipulan, esas redes y plataformas, decía, sustituyen todo lo que antes eran la historia, filosofía, psicología, la ética, la cívica, las ciencias sociales en general, como el derecho, la sociología, antropología, que también eran fuente de Justicia. La investigación, el análisis, la deducción crítica, que eran los surtidores del conocimiento, las ciencias y el estudio, fueron suplantados por Whatsapp, Twitter, Facebook, Instagram o por buscadores Internet Explorer, Google Chrome, Mozilla, Bing, Altavista, AOL, tanta cosa que remplazó al cerebro humano y la capacidad del ser para pensar, cuestionar, profundizar, formular hipótesis, teorizar, concluir; asuntos que ya pasaron de moda, que poco o nada se usan, porque no son importantes si se tiene Internet, cuyo uso indiscriminado afecta no solo a las personas naturales sino a las instituciones y entidades, obviamente, porque son manejadas por seres humanos también afectados.

En consecuencia, la cultura que se impuso es la del menor esfuerzo, la de la corrupción, el enriquecimiento ultrarrápido sin importar cómo, la politiquería que ahora la tramitan los hackers, la del embellecimiento ilícito, la de la crimen “organizado”, porque en simultánea también pasaron de moda las normas sociales, los valores morales que limitaban el accionar pasional de los seres humanos. Ahora todo es pasión, la política, los deportes, las religiones, el ejercicio profesional, todo, por eso el mundo en que vivimos se volvió peligroso.

El último ejemplo concreto que hoy se presentó es pretender sustituir la justicia que debe emanar de los estrados judiciales por una opinión pública manoseada a través de los medios de comunicación que influya o tuerza análisis e investigaciones jurídicas con la intención de forzar a los investigadores oficiales a tomar decisiones no basadas en pruebas y argumentos sino en los que presiona la masa consumidora. Entre más masivo sea el medio de comunicación mayor poder para sustituir.

Sospechando cómo y porqué se hizo la publicación, Caracol siguió en su tónica y publicó hoy dos noticias con velada intención, tratando de favorecer a quien pudo influir en su publicación, pues en su lectura se nota que no es el resultado de una investigación seria sino el cumplimiento de un mandado, o de un negocio con la información, poniendo una queja sin ser el conducto regular (CARACOL RADIO 12/07/2017 – 15:37): “Se trata de un caso de corrupción en el Cauca que lleva más de un año engavetado y que sería otra prueba de cómo operaba Luis Gustavo Moreno a favor de terceros investigados”. Es el oportunismo sobre otro caso de corrupción posterior, entre corruptos, tratando de engañar, de manipular, de hacer creer que lo ocurrido en Indeportes Cauca se debe a cosas diferentes a las que ameritaron la investigación. En la evidente desesperación de los manipuladores, una hora y seis minutos después, (CARACOL RADIO 12/07/2017 – 16:43) la radio Caracol -Internet nuevamente es utilizada, de manera astuta pero tortuosa, para presionar decisiones jurídicas sin los debidos procedimientos legales ante las instancias competentes y publica: “Víctima de Luis Gustavo Moreno pidió al fiscal general revisar su caso: Ana Bolena García asegura tener pruebas de cómo la Fiscalía se negó a recibir pruebas en contra de dos funcionarios públicos defendidos por Leonidas Bustos”. Justicia paralela, justicia espectáculo, a cargo de Caracol Radio Internet, lo cual puede contribuir al desequilibrio del sistema penal.

También sospecho que el mandado no fue gratis, porque lo lógico sería haber acudido al conducto regular ante las autoridades competentes; habrá que averiguar quién es el supuesto periodista-vendedor de Caracol, asunto que deshonra el ejercicio de la profesión y denigra de la Fiscalía General de la Nación al dejarla como entidad permeada también por la corrupción en la toma de decisiones jurídicas, incapaz de demostrar las conductas punibles sin interferencia alguna.

En resumen, se ha venido entronizando la costumbre de utilizar los medios de comunicación digitales, la Internet, para manipular sin escrúpulos la masa consumidora, lo cual amerita que la sociedad colombiana y caucana, principalmente, como colectivo humano, identifique la manipulación y respondiera razonablemente a la información que se le inyecta. Lo digo porque la corrupción avanza como norma social y se trata de justificar por todos los cauces, y por muchos medios. Es más, mucha, bastante gente cree que la honestidad, el respeto por los recursos públicos, la dignidad, la decencia, la urbanidad, son asuntos exóticos o anacrónicos, que ya no tienen utilidad social. Esa es la incultura, la ignorancia inducida que hay que vencer, y quienes así piensan y actúan también caeránporque se puede demostrar, técnica y científicamente, que son los valores sociales positivos muchísimo más rentables y sobre todo, más sostenibles, que los negativos que tienen a nuestra sociedad sin rumbo. Todavía hay tiempo de reorientar nuestro destino y el de las generaciones que nos siguen, pero debemos saber que, más temprano que tarde, también caerán los que persistan en perjudicar a todos los que soñamos con una mejor comarca.