Un infarto cardíaco le quito la vida a Jose María López Prieto, mas conocido en Colombia y el mundo como Pepón. Su muerte se dió en Brasil, donde estaba
Pepón
José María López Prieto nació en Popayán, en 1939. Estudió bachillerato en el Liceo de la Universidad del Cauca y en el Liceo Luis de Camoes de Lisboa, Portugal. En España estudió dibujo y publicó sus primeras caricaturas como amateur en ‘La Codorniz’. En 1962 se vinculó a ‘El Espectador’, donde introdujo la modalidad de página de Caricaturas en el ‘Magazín Dominical’. En 1970 se trasladó al periódico EL TIEMPO y publica sus caricaturas en la página editorial y en la última página de Lecturas Dominicales. También ha publicado caricaturas en ‘Cromos’, ‘Semana’, ‘Ámbito Jurídico’, ‘Revista Estrategia Económica’, ‘Revista Perspectiva’ y algunas publicaciones extranjeras. En agosto de este año se cumplen 50 años de actividad profesional como caricaturista.
El ingenio payanés relata que a su abuela le decían«la gallina de los huevos de oro», porque cada descendiente suyo era necesariamente talentoso. Pepón no podía ser la excepción. Por el contrario, es reconocido en Colombia como el caricaturista político de mayor significación y el de mayor influencia en la opinión al lado de Osuna. Su padre Arcesio López Narváez fundó y dirigió en Popayán el periódico conservador«La Razón», fue parlamentario y ocupó la Embajada de Colombia en Portugal. Su tío Carlos López Narváez se distinguió en la literatura colombiana como un eximio poeta y tradujo del francés y del italiano a los más notables exponentes del modernismo.
«Yo clasificaría mi actividad como narración gráfica»ha señalado Pepón en un intento de definir el género que cultiva y en el cual ha innovado en Colombia -.«Me marcó que en mi infancia un pariente de mi madre nos contaba historias y al mismo tiempo las iba ilustrando en pliegos de papel. En ese tiempo yo aún no sabía escribir, pero pintaba lo que sucedía en mi casa. Dejaba dibujos como testimonio de los hechos que presenciaba y de lo que me contaban familiares y amigos. Así se inició la que sería mi vocación definitiva».
Inició estudios de Arquitectura en la Universidad La Gran Colombia en Bogotá, pero muy pronto los abandonó cuando el Director del periódicoEl Siglo, a quien acudió para ofrecerle sus servicios como caricaturista, se dio cuenta de sus aptitudes y decidió ofrecerle las páginas del diario para que expresara sus puntos de vista a través de sus historias gráficas. Fue un contacto efímero. Apenas necesario para que apareciera su primer trabajo profesional y para dejar una crítica mordaz al Alcalde de Bogotá y salir aEl Espectador, donde Don Guillermo Cano le propone que se vincule permanentemente como ilustrador y que con la mayor brevedad deje los registros de un conflicto laboral que involucra a la Aerolínea Avianca y que se extiende a otros sectores de la vida nacional. Pepón acepta y se queda por muchos años en el diario de los Cano.
Un día lo busca el economista caldense Gómez Arrubla que acaba de escribir un texto de Economía, que encuentra difícil de asimilar para los estudiantes si simultáneamente no cuenta con ilustraciones que lo hagan más digerible. Le pide a Pepón que a través del dibujo lo simplifique y lo matice con un poco de humor. Acepta el reto y muy pronto se convierte en alguien a quien se busca para introducir una pedagogía que se sitúa en el ámbito popular, cumpliendo el cometido de enseñar de una manera diferente, situada al alcance de todos y no desprovista de una cierta manera de divertir al lector mientras se le suministran informaciones y conocimientos. Publica así, manuales de inducción para empresas, folletos para enseñar a respetar el medio ambiente o para introducir normas de salud preventiva, para cultivar ciertos productos o para beneficiarse de los medios culturales. Inició en Colombia la introducción del texto dentro del dibujo, escrito por el propio autor, tal como se hace en las historietas cómicas.
Desde principios de los sesenta, los grandes diarios y revistas de Colombia le abrieron sus puertas. Fue ilustrador delMagazín DominicaldeEl Espectadory ya en 1965, su resumen de la actualidad nacional en la última página del suplemento literario, se convierte en una de las secciones preferidas por los lectores. Cuando en 1971 se traslada al diarioEl Tiempo, tiene a su cargo las caricaturas de las páginas editoriales, hasta nuestros días con sus cuatro cuadros de los sábados, titulados«Séptimo Día», en los que registra con perspicacia los acontecimientos marcantes de la última semana.
En 1983, Belisario Betancur lo envía como Cónsul de Colombia en Sâo Paulo, Brasil, en donde permanecerá por ocho años desempeñando funciones diplomáticas y perfeccionándose en el uso de la sistematización para el diseño gráfico. En su gestión libró memorables batallas en los diarios brasileños para defender la imagen vulnerada del país, usando cartas cáusticas de corte nacionalista que provocaron sonoros debates en los medios locales.
A su regreso a Colombia retoma de inmediato su actividad enEl Tiempo, la revistaCromosy en publicaciones de los Estados Unidos comoThe Colombian Posty lo últimoPent House.
Pepón logra con un ingenio sin par, describir una situación de la vida nacional en forma ingeniosa y punzante. Es talentoso como crítico y consigue en breves trazos identificar inequívocamente la figura de un personaje y sus actitudes características. Nada ni nadie se escapa en Colombia a su fino humor, que muchas veces es cáustico y demoledor y otras pedagógico y aleccionante. Se separa de la idea de que la caricatura haga cambiar de opinión a la gente. No piensa que sea capaz de formar o deformar, como sí logran hacerlo las columnas de opinión. Cree más bien que sirve para cimentar una idea basada en hechos suficientemente conocidos. En este sentido, es alguien con una visión realista, alejado de vanidades y con un gran respeto por el lector. En la historia de la caricatura colombiana- un género reservado a mentes cultas y dotadas para ser particularmente ingeniosas- ocupa desde ya un lugar indiscutible de primer orden. Actualmente vive en Bogotá en pleno auge de su actividad creadora.