Se va acercando la hora del primer balance para las administraciones que empezaron el 1 de Enero de éste año. A veces, considero injusto que fusilemos a los recien posesionados administradores departamental y municipales, con una calificación demasiado rápida, pues no hay suficientes elementos de juicio para dar un razonado concepto sobre lo que nos espera en lo que resta del cuatrenio. Pero para no perder la costumbre, e incluso anticipandonos un poco, podemos decir, que en el Gabinete departamental, han sorprendido gratamente varios de sus integrantes. Hoy, sinembargo, nos vamos a referir a uno solo de ellos. A un pueblerino, un representante de la provincia, concretamente de Buenos Aires en el Norte del Cauca. Se trata de Elias Larrahondo, ex alcalde, afrodescendiente y de origen humilde. Ha demostrado que se puede hacer buena administración, aún sin cambiar buena parte de las costumbres de la politiquería, que le han obligado a recibir los caciques nuevos ( o viejos?) que hay en este desvencijado Cauca. Si, digamos que, a pesar que tiene que cargar sobre sus hombros la modorra del viejo estilo de administración, que nos deja como herencia esa clase obsoleta y trasnochada del Cauca, Elias, ha sabido moverse, e imponerse ante las adversas circunstancias que le toca manejar por enfrentamientos entre tribus, que se han tomado la administración departamental, y que no dejan gobernar. Este negro, es inteligente, tiene don de gentes, ejecutivo, honrado, honesto, servicial y sencillo. Para que más. Educación no es la mejor cartera que pudiesen entregarle a un caucano, pero se puede demostrar, como el lo ha hecho, que sin tantos dimes y diretes, sin abundar en el discurso y en las explicaciones insulsas, se sale al paso de las complejidades que deja, el torcido manejo que se da, en el cual, algunos hacen los Dcretos de nombramiento, encargo o traslado que se requieren y otros los esconden o los meten a la nevera, mientras los beneficiarios se aburren de preguntar, o sus mentores logran torcerle el pescuezo a las decisiones administrativas que de ellos se emanan, o en fin cualquier otro destino que no sea solucionar las apetencias y requerimientos de la comunidad, que ante la exagerada demora, opta por entrar en paro, tomarse las vias, o las alcaldias, o desplazarse masivamente a Popayán. Y entonces debe correr el Secretario a remendar lo que algunos de sus colaboradores han dañado, o torcido o demorado. Pero ha sido oportuno, y logró salvar los obstaculos para conciliar con la comunidad, que lo ha reconocido como un activo en la balanza de la administración departamental de Oscar Rodrigo Campo.
Ojalá, esos funcionarios, que actúan como esos computadores 386, de los primeros que salieron, a los cuales se les daba una orden y se quedaban envindo lamparazos, destellos luminosos en sus pantallas antes de mostrar algo en la misma, mientras calentaban, entiendan que no es ésto lo que requiere el Cauca de hoy. Que se equivocan al creer que sus jefes politicos ganan algo al hacer sufrir a las comunidades, a los educandos, negandoles el derecho a contar con toda su planta docente en forma oportuna. Que ese manejo debe dejarse atrás en el pasado, que mas se gana siendo prestos, en el servicio y en las respuestas hacia la provincia caucana. De la oportunidad en los actos administrativos solo puede quedar gratitud en la mente de padres de familia, educadores, directivos, y educandos.
Por lo pronto, registramos con gran complacencia el surgimiento de nuevas figuras en el campo del servicio público departamental, entre las cuales contamos con este señor, en toda la extension de la palabra, Elias Larrahondo Carabalí.