Daniel Salazar, era un joven amiguero, honesto, con ímpetus para vivir, que cumplía con parte de sus ambiciones en la ciudad de Popayán. Había nacido en El Bordo, en el sur del Cauca, donde residen sus familiares. Era hincha apasionado de Millonarios, de hecho en su perfil de Facebook, quedan registradas sus entradas a la red social para destacar la participación de su amado ballet azul, en la Liga Águila de la que salió campeón, con sobrados méritos. Allí está, todavía, la última publicación oficial de la página del club capitalino, como foto de su perfil, actualizada. El sábado 23, tomó la decisión de quitarse la vida, en una situación que nadie entiende. Después de hacer tareas y labores, que ejecutaba cotidianamente, tomó la decisión de acabar con su vida. Salió, a hacer unas vueltas en la tienda, cerca de su residencia, en el barrio Santa Inés de Popayán. Regresó a su casa, y saludo a quienes compartían con el a diario. Entró a la vivienda. A las 18:33 de la tarde de ese 23 de Diciembre escribió en su perfil de Facebook : «honestamente les pido perdón». Nadie pudo saber porqué escribió la frase. Sus amigos indagaban pero no caían en cuenta. Solo minutos después, el arrendador de la pieza en la que residía Daniel, se pudo dar cuenta del fatal desenlace. Daniel, había salido a comprar un cable, con el que se ahorcó en el patio de la vivienda. El dramático cuadro, fue enfrentado por vecinos del barrio, quienes lo descolgaron y trataron de auxiliarlo, lo que resultó infructuoso pues para él, la vida había acabado. Vienen después los rituales del levantamiento del cadáver y el inicio de pesquisas de los hombres de organismos de seguridad del estado, y funcionarios de la Fiscalía, sin que haya mas pistas que esa frase en la red social. Sus amigos insisten en cuestionar la decisión y solicitar al creador que le abrigue en su seno.
En éste momento, se cumplen sus exequias en El Bordo, donde residía el mayor número de amigos y familiares del joven estudiante universitario, contando con la asistencia de muchos que viajaron desde la capital de Cauca, para acompañarlo hasta su última morada.
Ahora se entiende la frase «HONESTAMENTE, LES PIDO PERDÓN». No quería hacer daño, a las personas mas cercanas a su vida, pero sabía que el dolor en ellos, era inevitable.
Paz en su tumba.