Popayán, 27 de abril de 2016
Que Clara López haya aceptado ser Ministra de Trabajo en el gobierno de Santos tiene una razón central y básica: es no entender que una cosa es la terminación negociada del conflicto armado y, otra, muy diferente, construir la verdadera Paz.
Lo primero, ya es un hecho. Faltan detalles, pero todo el establecimiento oligárquico e imperial está de acuerdo con cederle en algunos temas a la guerrilla y cerrar esa guerra con un acuerdo.
La oposición de Uribe sólo es para lograr su impunidad y la de sus cómplices. Con la segurísima eleccióndel candidato a Fiscal General manejado por Luis Carlos Sarmiento Angulo, eso ya está resuelto. Claro, no de frente sino por debajo de la mesa.
Lo segundo, construir una verdadera paz no es posible mientras la oligarquía tenga el poder. Ilusionar al pueblo con esa bandera es el gran pecado de la «izquierda-santista», incluyendo a las FARC que, con el afán de ocultar su derrota política y su parcial claudicación, le hacen el juego al establecimiento oligárquico.
Por eso Clara López habla que desde el gobierno, siendo Ministra de Trabajo, va a ayudar a construir la paz. En realidad, sólo contribuirá a engañar más a la gente.
El problema para el Polo Democrático Alternativo es que nunca abordó la discusión del tema con profundidad, con espíritu reflexivo y abierto, y con visión estratégica. Por eso no construyeron una férrea unidad para «apoyar a Santos contra Uribe» en las elecciones de 2014. Y entonces, al dejar el tema suelto, la posición conciliadora de Clara quedó legitimada a la sombra de la votación obtenida. Lo de ahora era previsible.
Ella quiere cobrar solita. El partido que quede a la deriva.
Pero ese tema no está resuelto ni al interior del Polo ni del resto de la izquierda. Una vez se firmen los acuerdos con las FARC y el ELN, la cola para treparse al «gobierno de la paz» va a ser interminable. Por eso, hoy muchos callan.
Lo que ocurrió ahora es simple, Clara se les adelantó.
E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado