EN POPAYAN: UN CLERIGO QUE NO AMPARA SU REBAÑO Y UN SEMANASANTERO, QUE DESTRUYE EL PATRIMONIO CULTURAL
Esta es Macondo. La tierra descrita por García Márquez, como folclórica, y desconcertante, donde suceden las cosas más inverosímiles, que encuentra, en forma repetida su reproducción, por fuera del Caribe, y se aposenta en las montañas y valles interandinos, para producir perplejidad, entre quienes escuchan sus historias. Popayán, y concretamente su Semana Santa, fue declarada patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, nada más y nada menos que por la UNESCO, al reconocer, no solo su feligresía, sino el acervo cultural, acumulado por centurias, en sus calles céntricas, sus construcciones de una arquitectura fina, imponente y de mucha tradición. Sorpresivamente, los payaneses nos encontramos, un día cualquiera, hace algunos meses, con una construcción, que atenta en forma vulgar, contra el legado cultural dejado por nuestros antepasados. Una construcción desastrosa, que corta la hermosa vista que ofrece la carrera décima, entre cuarta y quinta, para desconcierto, ejecutada por el Presidente de la Junta Permanente Pro Semana Santa, organismo reservado solo para payaneses con mucha tradición, exclusivo y excluyente, por lo que hemos visto en los últimos días, y por demás celoso en el cuidado de las más ancestrales costumbres de este Valle de Pubenza. Es como para Ripley, increíble, y aterradoramente desconcertante, que, conforme nos lo han informado, la burla y el atentado contra nuestro record histórico cultural, de ese sector, cuente con el apoyo de burócratas, a los que no les duele la ciudad, ni su glorioso pasado, y mucho menos su promisorio futuro. Y, para completar el paisaje macondiano, un clérigo, que no cuida su rebaño. Que no está interesado en cultivar la conmemoración, mucho menos acrecentarla, de la Semana Mayor. Eso es exactamente lo que estoy afirmando, para los incrédulos. Mientras algunos, sacrificados payaneses, a la cabeza del Arquitecto de arquitectos, de nuestro noble y leal Villa de don Sebastián de Belalcazar, LUIS EDUARDO AYERBE, se dan a la tarea de investigar, el discurrir histórico de nuestras procesiones, y de recuperar episodios de las mismas, caso de la procesión del lunes santo, que procedió hasta 1906, con pasos como el Santo Ecce Homo, las Andas de la Junta del Primero de Mayo, la Cruz a Cuestas, la Dolorosa, y el Santo Cristo, con imágenes de la Capilla Doctrinera de Yanaconas, traída desde España, por el primer Obispo de Popayán, Don Juan del Valle, desconociendo una Junta de ochenta personas. Todos los pasos del proyecto han sido debidamente restaurados, y se dió, igualmente, la adecuación de los pasos que existieron en el pasado, que se remonta a comienzos del siglo XX. Estos pasos, junto a otros que representan la última cena, han sido propuestos para salir el día lunes, con el fin de recuperar una tradición, y enriquecer la celebración de la actualidad. Este paso, salía de la Catedral y era apadrinado, por los abuelos de los ex alcaldes Silva Reviere y Silva Iragorri; mientras ellos se dan a esa sacrificada tarea, repetimos, encuentran la más inconsecuente y retardataria oposición al proyecto, con argumentos baladíes y rebuscados. Alguna vez, escuché un protestante atribuir a Martín Lutero, la frase “la iglesia católica, es tan grande, que ni siquiera los curas, han podido acabar con ella”. Ahora entiendo un poco por qué lo decía.