Obispos católicos de la provincia eclesiástica de Popayán rechazaron los recientes hechos violentos en los que perdieron la vida cinco jóvenes en Cali y ocho en Samaniego, Nariño.

Los prelados expresaron que, la muerte de estos jóvenes, no puede verse como un hecho aislado, pues es el reflejo de una grave problemática social y económica, que se suma a la presencia de cultivos ilícitos, narcotráfico, minería ilegal, control del territorio y grupos armados al margen de la ley.

Por otra parte, hicieron un llamado al Gobierno para que establezca mayor presencia con efectiva y planificada inversión social que genere oportunidades de vida, en las comunidades afectadas por la violencia, especialmente generando mejores alternativas para los jóvenes.

Finalmente, pidieron a los grupos armados para que respeten el Derecho Internacional Humanitario.