Hubo arreglo, fué la noticia el fin de semana en nuestra querida Popayán, para informar, sobre la decisión de las comunidades de La Yunga, de dejar entrar los camiones de Serviaseo, con las basuras de los municipios caucanos, incluída la capital. Y todo el mundo, a dormir tranquilo. Pero la realidad, va más allá de los arreglos, de la firma de compromisos, de la literatura con que se adornan unas cuantas cuartillas. La verdad, cruda, es que el problema de Popayán, no son los habitantes de la vereda La Yunga, ellos son apenas unas víctimas, de la forma alegre como se toman las cosas, por parte de la administración de Popayán, en su afán por sostener un Convenio, con una empresa que no siente a nuestra ciudad, que no pertenece a ella y que por tanto, cumple con los compromisos, que se adquirieron por debajo de la mesa, pero no con los estipulados para toda la ciudadanía.
Y allí están las basuras, los montones de basura en las calles, las bolsas, que no son recogidas y que afean el aspecto de barrios, de todas las localidades, sin que sintamos, que hay compromiso de nuestro Alcalde, por solucionar de fondo esta problemática. Estas son fotografias, tomadas en la noche del lunes festivo, hace unas pocas horas, por Felix Solarte, un periodista de Popayán, que salio a dar un paseo por nuestra villa. Y no es cuestión de cultura ciudadana, porque ya salieron los «cepilladores de oficio» a echarle la culpa al paganini de siempre, a la víctima, que porque no tenemos un poco mas de cultura, y que si no pasan por la basura, porque no la dejamos en la casa, como si nunca hubiesen tenido en la propia, residuos degradables, afeando el ambiente, y contaminando de tal manera, que todo se vuelve invivible, en los hogares.
Nuestro llamado, muy vehemente, a la administración municipal, al alcalde, a los concejales, a la Secretaria de salud, a los líderes populares y a los congresistas, para que, quien debe tomar la decisión de fondo, que es el Alcalde Cesar Cristian Gomez, la tome, sin miedos, sin timideces, y el resto, apoyemos una salida, allí sí, que tienda a recuperar un negocio para nuestros intereses, los de la comunidad, y no permitamos que unos pocos, los signantes del negocio, se sigan enriqueciendo a costillas nuestras.